DOMINGO XXVIII - A
Mt 22, 1-14
El Rey ha preparado algo maravilloso: un banquete. Envía las invitaciones. Lo que más sorprende es que los invitados no quieren ir. No tienen excusa; simplemente, no van.
¿Qué pasa? Lo que ocurre es que les interrumpe el plan que tenían; han de cambiarse y marchar al banquete. Es una incomodidad.
También a nosotros, las llamadas concretas de Jesús, día a día, nos pueden incomodar. Porque no son ideas generales y abstractas, sino que afectan a aspectos muy concretos de nuestra vida.
— “Yo quiero mucho a Jesús. Jesús me quiere mucho a mí”.
— “Pero no se trata de eso".
Hay que ir a..., hay que cuidar..., hay que aguantar a una hermana que me molesta, aguantar a otra que está siempre apagada.... Ese es el lugar donde la llanta toca el asfalto y este lugar es áspero.
Entonces podemos reservar nuestro seguimiento del Señor para las partes de nuestra vida que no precisan que cambiemos, que no nos obliga a salir de nuestra zona de confort. Así que, mejor, seguir con lo nuestro, como los invitados al banquete: nuestros negocios y nuestros recintos. Porque, además, son cosas buenas y, así, las hago mejor: tengo más tiempo, no me estreso y estoy tranquila.
Pero Dios nos quiere mucho y no nos quiere dejar ahí. Nos sigue llamando. Él sabe dónde está nuestra verdadera felicidad: en el amor que molesta; amor que prefiere la molestia a la propia tranquilidad.
(E.A.)

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Maria Luisa Riera Moya (domingo, 11 octubre 2020 19:57)
Hermanas.Muchas gracias por estas Preciosas letras. En el Evangelio se contempla una Generosidad e invitación del Señor a todas nosotras. A veces es duro cambiar lo que tenemos programado para cumplir con una invitación.
Es muy hermoso, saber, el Amor que nos tiene el Padre. / Debemos de estar siempre preparada, con el traje limpio,sin manchas e impureza, ya que es indispensable entrar en la Casa . Que el Señor, os conceda la gracia de ir siempre limpio von faltas de imperfecciones Gracias
Marisa Argüelles (lunes, 12 octubre 2020 10:58)
Sí. Me siento muy reflejada. El seguimiento de Jesús solo en lo que me agrada. Gracias por esta reflexión. Que el Señor nos siga invitando a la boda! Igual aceptamos la invitación....