Los discípulos están en el contexto más propicio para el miedo: Jesús les ha dicho que se va y se encuentran entre una multitud enloquecida y asesina.
También a nosotros nos surgen situaciones de miedo, desconcierto y angustia. Es ese miedo que congela y paraliza, que nos encierra en nosotros mismos. Es un miedo que nos vence.
En ese momento nos llega un auxilio: el Espíritu Santo y la paz. Es Cristo actuando en nuestra vida. Él no es un muerto. Vive y está constantemente activo.
El Espíritu es el Paráclito, alguien a quien se le llama para ayudar cuando alguien está en peligro o desconcertado por la oscuridad de sus pensamientos negativos.
También viene la paz de Cristo. La paz de Cristo indica un estar completo algo, sin necesitar nada más. Significa aún más: estar restituido un daño, reparado un mal.
Jesús nos da ese estado en el que toda nuestra vida reparada, completamente de acuerdo a lo que estamos llamados a ser.
No hay paz de Cristo que no vaya acompañada de paz y agradecimiento.
(E.A.)

Escribir comentario
Mar. (lunes, 23 mayo 2022 14:06)
La Paz de Jesús.
Ka Paz del Espiritu Santo.
Muchas Gracias...