Maraton, una carrera de 42 km; Cuaresma, un camino de 40 días para celebrar el misterio de la muerte y resurrección de Cristo. ¿Cómo podemos recorrer este camino? San Juan Crisóstomo, uno de los grandes Padres de la Iglesia del s. III - IV, nos da algunas pistas.
Los monjes deberíamos vivir en una conversión diaria, en una especie de cuaresma permanente. San Benito en su Regla nos propone cómo vivir la Cuaresma: ofrecer voluntariamente alguna cosa al Señor "con gozo del Espíritu Santo". Sin embargo, todo esfuerzo ascético sin referencia a la persona de Cristo acabaría decepcionándonos, pues la cruz no es un valor en sí misma, sino que lo es porque Cristo subió a ella...
Hoy, el III Domingo de Tiempo ordinario celebramos el "Domingo de la Palabra de Dios" instituido por el papa Francisco en 2019. El papa nos anima a tener familiaridad e intimidad con la Sagrada Escritura. Os presentamos las iniciativas que tenemos en nuestro Monasterio.
Una de nuestras hermanas mayores, sor María Inés, expresa en sus versos sus vivencias de la vida monástica. En la poesía titulada "Entrega" describe cómo el Señor la alcanzó con su amor.
Los monjes y monjas estamos llamados a ejercitarnos en la humildad. Sin embargo, no es solamente una virtud cristiana, tiene un valor humano, aunque en nuestra sociedad esta palabra no se lleva.
La humildad es saber dónde está nuestro sitio en cada momento.
Uno de los votos específicos de la profesión monástica es la "conversión de costumbres". Consiste en vivir en un constante crecimiento todo lo que conlleva el "ser monje".
En el Evangelio del próximo domingo, Juan el Bautista nos invitará a convertirnos y preparar los caminos al Señor. No sólo a los monjes, sino a todos los cristianos se nos invita a "crecer" hacia el Señor y caminar según el Evangelio.
Recientemente, nuestra Comunidad se vio afectada por el COVID. Sor Ernestina, que estuvo ingresada en el hospital varios días, comparte con nosotr@s su experiencia de la que ha sacado, a pesar del dolor y sufrimiento, muchas enseñanzas positivas.
Para todos los cristianos la lectura y la meditación de la Palabra de Dios son imprescindibles. A través de ella conocemos cada vez más a Jesús y podemos actuar como Él.
La lectura orante de la Biblia constituyó desde el principio uno de los pilares fundamentales de la vida de los monjes y monjas.
Hay dos maneras de realizar la Lectio: la racional y la monástica. ¡Conócelas!