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Subiaco
Subiaco es un municipio situado a 73 km al este de Roma, atravesado por el río Aniene y protegido por las montañas circundantes, con unos 9.500 habitantes. Muy importante para la historia benedictina ya que ahí estuvo San Benito, en una cueva, al inicio de su vida monástica, en el s. VI. En esa soledad San Benito descubrió el valor de la interioridad y del conocimiento de uno mismo y sufrió una transformación personal que le capacitaría para ser el “Padre de monjes y monjas” de Occidente.
Santa Hildegarda de Bingen
Fue una monja benedictina del s. XII, de una familia noble alemana. Considerada una de las personalidades más influyentes, polifacéticas y fascinantes de la Baja Edad Media y de la historia de Occidente. Es también de las figuras más ilustres del monacato femenino y quizás quien mejor ejemplificó el ideal benedictino al estar dotada de una inteligencia y cultura fuera de lo común.
Es la primera persona del mundo de quien se conserva música escrita, creó la primera lengua inventada de la historia y fue la primera y única mujer en siglos autorizada por la Iglesia a predicar, cosa que hizo en numerosas giras por pueblos y templos de Alemania.
En el siglo XV su nombre se incorporó al martirologio romano y se instituyó su fiesta el 17 de septiembre. El 7 de octubre de 2012 el papa Benedicto XVI le otorgó el título de doctora de la Iglesia junto a san Juan de Ávila.
Santa Escolática
Hermana de San Benito, consagrada al servicio divino desde niña. Muy relacionada con él con quien mantenía frecuentes conversaciones espirituales.
Una mujer rompedora de esquemas, muy relacional, tremendamente proactiva, que no quedó paralizada ante la situación de oposición de su hermano que quería marcharse al monasterio dejando la conversación con ella sin terminar, sino que buscó una salida y consiguió su propósito. Mediante su oración consiguió una lluvia tan intensa que obligó a su hermano a permanecer a su lado sin poder salir del recinto.
De ella aprendió San Benito una gran lección, que la observancia de las normas no lo es todo, por encima de esta observancia está el amor, que puede más porque Dios es amor.
Montecasino.
La ciudad de Cassino está situada a uno 130 km al sur de Roma. A unos 500 m. al oeste de la ciudad se encuentra la Abadía benedictina. Es célebre por ser el lugar donde San Benito de Nursia estableció su primer monasterio, origen de la orden benedictina, alrededor del año 529.
Pronto se convirtió en un centro de gran influencia en un distrito muy poblado, en el que había varias diócesis y otros monasterios. El monasterio se convirtió en un protector de los pobres y su garante, refugio en la enfermedad y en la muerte, acogida de personas que iban a consultar con Benito, centro de caridad y evangelización.
San Benito consideraba que el monje no se desentiende de los hombres sino que los lleva a todos y sus necesidades en su corazón.
Monachos
La palabra griega monachós significa sólo, uno, y se aplica a los monjes que se retiran a vivir a un monasterio con otros monjes, los cenobitas, y también a los que viven en ermitas en los desiertos llevando una vida más solitaria.
El único objetivo del monje es la búsqueda de Dios por ello vive de forma muy sencilla y austera, orando y trabajando desde horas muy tempranas de la mañana.
En el monasterio medita constantemente la Palabra de Dios, celebra la alabanza divina, trabaja y comparte toda su vida con sus hermanos de comunidad.
San Gregorio Magno
San Gregorio Magno nació en el 604. Fue papa de la Iglesia católica, uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia latina o de Occidente y proclamado doctor de la Iglesia el 20 de septiembre de 1295 por Bonifacio VIII. También fue el primer monje que alcanzó la dignidad pontificia.
Entre sus obras más conocidas encontramos el libro de “Los Diálogos”, que narra la vida y milagros de diversos santos italianos del siglo IV, destacando en su segundo capítulo la narración de la vida de San Benito. Gracias a él conocemos la personalidad de este gran santo.
Ermitaños
Un ermitaño o eremita es una persona que busca la soledad y el silencio como desarrollo de su vida cristiana retirándose a una ermita o cueva. Abandona la ciudad buscando el desierto.
Se considera que el eremitismo en el cristianismo nació a fines del siglo ii y principios del siglo III. Tuvo una época de esplendor en el s. IV tras la paz constantiniana, cuando los llamados «Padres del Desierto» abandonaron las ciudades del Imperio romano para ir a vivir en aislamiento y en el rigor de los desiertos de Siria y Egipto, sobresaliendo el desierto de la Tebaida.
Estos ermitaños no vivían totalmente aislados sino que formaban colonias y se ayudaban mutuamente a crecer espiritualmente y a mantenerse físicamente en un ambiente tan hostil como es el desierto.